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niños/as
“Tengo derecho a sentirme segura/o” es un programa escolar de 10 semanas que busca prevenir el abuso sexual contra la infancia mediante un mayor conocimiento del mismo y técnicas de defensa personal.
Efectividad de este tipo de intervención |
Eficaz |
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Pilar INSPIRE |
Educación y aptitudes para la vida |
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Tipo de evidencia |
Ensayo controlado aleatorizado |
La violencia de género en el ámbito escolar es prevalente en Ecuador. Entre 2014 y 2024, el país registró 6438 casos denunciados de violencia sexual en escuelas o alrededores, según datos administrativos del Ministerio de Educación analizados por Human Rights Watch. Entre los casos denunciados, la mayoría de las víctimas fueron niñas, mientras que la mayoría de los agresores fueron hombres, el 60% de los cuales tenían más de 30 años. Los agresores más comunes fueron docentes (62%) y otros estudiantes (29%) [1,2].
Sin embargo, ante la falta de datos poblacionales representativos a nivel nacional sobre la violencia contra la niñez, estas cifras probablemente representan solo una fracción de las experiencias de los niños y niñas en Ecuador. Como resultado de las Encuestas de Violencia contra Niños, Niñas y Adolescentes en otros países de América Latina y el Caribe, sabemos que pocos niños/as buscan ayuda por experiencias de violencia sexual (7,9% de las niñas y 4,1% de los niños en Honduras; 16,3% de las niñas y 0% de los niños en El Salvador), lo que significa que esos casos nunca se reportan. Las principales razones para no buscar servicios por violencia sexual en la infancia en estos países incluyeron el miedo a meterse en problemas y el hecho de no pensar que el abuso fuera un problema.
Materiales utilizados en el programa. Crédito: Fundación Azulado
Participantes del programa muestran materiales utilizados en el programa, que dicen "Mi cuerpo es mío, y por eso lo respecto y lo cuido". Crédito: Fundación Azulado
“Tengo derecho a sentirme segura/o” es un programa escolar de 10 semanas que busca prevenir el abuso sexual contra la infancia mediante un mayor conocimiento del mismo y técnicas de defensa personal. El programa se ha implementado en varios países latinoamericanos [4], y la Fundación Azulado lo adaptó para escuelas primarias públicas en comunidades andinas de bajos recursos en Ecuador.
El programa ofreció talleres semanales para dotar a niños y niñas de 7 a 12 años de conocimientos y herramientas relacionados con la autoprotección, la autoestima, la identificación de una red de seguridad personal de personas adultas de confianza y la distinción entre secretos buenos y malos mediante el libro "Secretos Incómodos". También proporcionó herramientas para decir "no" y para hablar sobre experiencias de abuso.
Antes de impartir los talleres, los docentes asistieron a sesiones preparatorias con psicólogos de la Fundación Azulado, donde recibieron orientación sobre la realización de las actividades del programa. Tras estas sesiones, tuvieron una semana para preparar la clase. Cada clase siguió un cuaderno de trabajo que se entregó a los estudiantes con actividades interactivas y debates [4].
Este programa escolar se transformó, adaptó y renombró posteriormente "Mi Escudo". Además, la Fundación ha desarrollado una versión familiar del programa, cuya evaluación piloto se encuentra actualmente en revisión. Esta versión incluye cinco juegos familiares diseñados para crear espacios de conversación y reflexión entre padres, madres y cuidadores e hijos e hijas sobre la violencia sexual [5].
Materiales utilizados en "Mi Escudo". El cartel de la derecha dice "Mi red de seguridad: personas que confío y son adultas". Crédito: Fundación Azulado
Transformación y cambio de nombre a “Mi Escudo”
Tras los resultados positivos del programa piloto “Tengo derecho a sentirme segura/o” (2016-2017), Fundación Azulado inició un rediseño integral para convertir la intervención en una herramienta más estructurada, escalable y sostenible.
En 2017, se realizó una consultoría especializada en colaboración con el grupo de diseño Komité, para transformar el manual original en una serie de actividades lúdicas estructuradas y alineadas con los objetivos de aprendizaje y protección del programa.
Esta transformación incluyó:
Todo el proceso de desarrollo tomó aproximadamente un año, e incluyó el diseño curricular, la validación técnica, las pruebas de campo en escuelas rurales y urbanas y la impresión de los materiales.
Como resultado, el programa pasó a llamarse “Mi Escudo”, para reflejar una metáfora infantil de protección personal y empoderamiento.
Materiales utilizados en el programa. Crédito: Fundación Azulado
Desarrollo de la versión familiar: Mi Escudo – Kit de herramientas para la familia
Basándose en el éxito del programa escolar, Fundación Azulado posteriormente creó una versión familiar de Mi Escudo, destinada a facilitar conversaciones seguras entre cuidadores y niños/as sobre temas como el abuso sexual contra las infancias, el consentimiento y la autoprotección.
Los componentes clave del Kit de herramientas familiar incluyen:
Evaluación y resultados del programa
Un ensayo controlado aleatorio evaluó el impacto del programa mediante la administración de un cuestionario en tres momentos sobre el conocimiento de los niños y niñas sobre la autoprotección contra el abuso sexual en siete escuelas de Machachi, Ecuador.
Los resultados muestran lo siguiente:
Desde 2010, Fundación Azulado ha alcanzado:
niños/as
escuelas
padres, madres y cuidadores
profesionales y psicólogos formados en Mi Escudo
pacientes individuales atendidos mediante apoyo terapéutico
Estas cifras reflejan el impacto directo de los programas de la Fundación Azulado, incluidos los componentes escolares y familiares de Mi Escudo, centrados en prevenir el abuso sexual contra la infancia a través de la educación, el empoderamiento y la práctica basada en evidencia [5].
Mural en una de las clases que participan en el programa. Crédito: Fundación Azulado
“Tengo derecho a sentirme seguro/a” es uno de los primeros ensayos controlados aleatorios que demuestra el impacto en el conocimiento de los niños y niñas sobre el abuso sexual en Latinoamérica. Los resultados demuestran que el programa fue efectivo para aumentar el conocimiento de las estrategias de autoprotección, incluyendo la comprensión de que no todos los secretos deben guardarse.
Se necesita más investigación para determinar si estos impactos conducen a una disminución del abuso sexual contra las infancias o a un aumento en la divulgación y denuncia del abuso.
Un agradecimiento especial a Paulina Ponce [Directora de Fundación Azulado], Gabriela Bustamante Callejas [Directora Maestría de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública, Universidad San Francisco de Quito] y Soledad Avila [Directora Académica Fundación Azulado], por co-desarrollar este estudio de caso.
Para más información sobre este estudio de caso, puede contactar a Fundación Azulado al correo electrónico: [email protected]